lunes, 22 de agosto de 2011

Educación transformadora

A través del tiempo, la educación ha sido y seguirá siendo el medio más efectivo para lograr la transformación social, siempre que, como proceso se convierta en un real espacio para cambiar la forma de pensar de las personas. La reformas educativas que conllevan a una priorización de los formatos y los esquemas, no es tal porque limita en los agentes educativos su capacidad creadora y contextualizadora. Un cambio que no considere la necesidad de potenciar la libertad de pensamiento y la acción responsable, corre el riesgo de convertirse en un reforzador de inequidad y de falta de oportunidades. Los peruanos y las peruanas necesitamos una educación que se sustente en nuevas formas de ver e interpretar el mundo y nuestras acciones sobre ellas. Necesitamos procesos pedagógicos en los cuales se considere al ser humano capaz de múltiples y maravillosas realizaciones; que no dude de las posibilidades, que no difunda más la expresión de “no se puede” sino que promueva una cultura de la confianza en sí mismo y en los otros.


La sociedad actual, caracterizada por su complejidad e incertidumbre, ha generado demandas diversas. La escuela ya no puede ser el espacio para repetir o “aprender” lo que el o la docente “transmiten”, se debe convertir en un contexto que propicie el debate y la confrontación de ideas. Los niños y niñas de ahora deben tener la oportunidad de expresar con libertad sus pensamientos, sentimientos y emociones. Es decir, deben encontrar en la escuela la oportunidad de crear, y no crear solamente objetos materiales, sino crear y recrear nuevas formas de convivencia humana y de convivencia con la naturaleza.


Actualmente ya no necesitamos seres repetidores y seguidores ciegos y mudos. El universo en toda su amplitud es un aula abierta, que constantemente invita a la reflexión y al aprendizaje. Hagamos que las aulas se conviertan es ambientes de aprendizaje compatibles con el cerebro de cada persona, que atienda a la diversidad, que considere procesos compatibles con el bucle cerebro <->mente <->cultura y solamente desde esta perspectiva, los y las docentes estaremos contribuyendo en la configuración de una educación pertinente basada en los aportes de la neurociencia.


Los maestros, en el aula, tenemos dos opciones: Contribuir en el desarrollo del ser humano integral o de lo contrario contribuir en la reducción de la humanidad de ese ser que llega a nuestras aulas. Al respecto Paulo Freire (2004, pg,24) nos habla del inacabamiento del ser humano, pero que solo entre hombres y mujeres el inacabamiento se tornó consciente, que el "destino" no es un dato sino algo que necesita ser hecho y de cuya responsabilidad no podemos escaparnos, y agrega " Me gusta ser persona porque la historia en que me hago con los otros y de cuya hechura participo es un tiempo de posibilidades y no de determinismo" dice que el hombre es un ser inacabado, la educación lo humaniza", y que. La opciòn es muy simple y para que Ud. lo tome, por favor analice el video "el niño pequeño".